11 marzo, 2012

Desmontando a Hans

Más de media hora había pasado desde que Hans, arrastrando los primeros síntomas de una cojera, se pusiera a trastear entre las cajas vacías del mercado. Las observa y las analiza con mimo, como quien tiene entre las manos material altamente delicado, y no para hasta encontrar la que se convertirá en el asiento perfecto para pasar la tarde. 

El ritual se repite cada martes, pero hoy ha tenido suerte. Los turcos del puesto de fruta, farfulleando un alemán terrible y estridente, le han dejado una banqueta, y Hans se lo agradecerá después comprándoles una bolsa de ciruelas aún más terribles que su alemán. Ahora, erguido con la dignidad de quien está donde quiere estar, el viejo se deja querer por los rayos de sol, que le tuestan poco a poco la piel y le regalan gotas brillantes de sudor. Pero el sol, que hoy se siente generoso, decide hacerle un regalo aún mejor y le ofrece unas bonitas vistas de largas piernas descubiertas y escotes atrevidos. Es verano en Berlín y las berlinesas se dejan la chaqueta en casa.

2 comentarios:

Ricardo dijo...

Muy buena imagen del Türckischer Markt de Berlin.

Holga dijo...

Es un mercado repletito de imágenes interesantes. ¡Volvería ahora mismo!

Gracias por compartir nuestras indiscreciones!